Yo no
pude cargar con aquella culpa. He mantenido mi espíritu en paz, por no errar el
blanco. Ahora que recuerdo, solo buscaba un motivo para estar ocupado en algo,
sin importar que fuera querer ser su amigo. Ahora señora, dígame, si obtendré
el empleo, que tanto necesito.
Salud a
la distancia.
Daniel.
Bien, por favor procura percibir esta extraña sensación de
incertidumbre que un hombre como yo pueda arrastrar, sin encontrar solución a
un problema tan cotidiano, sin considerar que en determinado momento de nuestras
vidas, todos lo pasamos. No lo sé, quizá sea una de esas bondades que a
veces da la vida. Lo digo, por mi propia
condición de ser humano. La vida, de algún modo, ha sido generosa conmigo, y he
podido observarlo como una constante. Esto ha producido en mí, una indiscutible
seguridad al grado de sentirme afortunado. Si, eso es. Solicitar la ayuda a lo
divino no ha sido un problema, me he mantenido en una relación estrecha con lo
divino. Digamos que las respuestas las he tenido casi de inmediato y no es
porque no tenga problemas. De hecho, mis problemas nunca han faltado. Digo que
en cinco años no he podido superar esta situación, de ahí, hay cosas que por
resolución interior no puedo contarte. No quiere decir con esto, que soy un
acomodado. Estoy claro, de qué posición tengo en este engranaje social y creeme
que no considero que sea nada bueno. Siempre he
sido, solo uno más de los tantos, de los que se aprovecha este sistema
injusto y endemoniado. Ahora llevo a
este encantador espejo a la máxima expresión de la confesión humana
reemplazando al sacerdote, y claro, no hay mejor confidente que mi propio ego.
Pues, como a veces digo, te agitas preocupado, tratando de resolver acertijos
que la vida misma te presenta y, no son un juego, no son diversión, ni nada de
eso. Son tus propios problemas, por las razones que los hayas creado. Sos el
autor de tus propias, virtudes, o de tus propias desgracias, y cuando no actúas
en concordancia con la decencia, o la moderación, se te disparan las escopetas
de tu actitud. A mí, en lo personal me ha ocurrido esto, y ha habido instantes
en los que me he sentido asaltado por algún mal sueño. Desde hace ya algunos
días, la buena suerte, esa que han inventado los idiotas, ha desaparecido del
escenario virtual en que me he encontrado los últimos quince años. Da la
impresión de estar alejado de toda realidad. Hoy, he salido muy temprano en la
mañana, con el objeto, único de encontrar trabajo, lo que he hecho en estos
días anteriores a esta improbable depresión que me ha superado por momentos,
sin descanso. He sufrido fuertes dolores de pecho y cabeza. He pensado visitar
al medico pero este es un asaltante mas del sueño, así que mi resolución es
optar por la automedicación: analgésicos y más analgésicos y mantener toda esta
putada, a raya. Mi cita con la procuradora, justo a las 8:00 am se ha pasado de
lo estipulado. Ayer concerté cita con esta señora, por teléfono, para emplearme
aunque sea en un puesto de medio tiempo. Me regocijo, pues me entero que a lo
largo y ancho de este país, miles van en busca de un puesto de trabajo, y
ahora, en lo que sea. Me dijo que le atendería un grupo de alumnos de varios
niveles, y que el salario no era bueno, pero que de algo serviría. El programa,
dijo, es una filantropía de empresas extranjeras para ayudar a los empleados de
estas, que desean optar a un nivel
académico superior. Filantropía, si no supiera que es una miseria la que
devuelven por todo lo que se roban por evasión de impuestos. Y ya dele que dele
con lo mismo, la palabra filantropía, me produce dolor de cabeza siempre que la
oigo. De nuevo, me tomo otros analgésicos, para controlarlo. Pero y el trabajo,
al fin, ¿Qué va a pasar? ¿Me lo van a
ofrecer? Veremos. 8:30 am y la procuradora no me ha visto. Tengo ya varios años
de no verla. La conozco desde hace ya mucho tiempo. Se ha cruzado en mi vida un
sinfín de veces y siempre ha sido muy buena. La verdad, hemos sido compañeros,
en otros centros educativos. En varias ocasiones la ayudé a cruzar la situación
de empleo en que hoy y por esas cosas de la vida me encuentro. Por mi costado
derecho está la puerta de entrada al complejo y justo en este momento cruza un
carro rojo con dos chicas, que juegan con el volante. Me ven, ríen, se ven y vuelven a reír, todo en un par de segundos.
Entra una muchacha al complejo y me pregunta donde está la oficina de las
inscripciones, y estirando mis labios apuñados le indico el camino. Está justo
a su derecha, me da las gracias y la veo entrar en el recinto. Veo desde hace
algún rato a otras personas que me conocen, pero que parece que no me conocen.
Sigo parado allí sin ser observado por nadie. La procuradora aún sin verme. La
veo sin que me vea. Lo último que supe de ella es que se había divorciado. Me
sentí algo apenado, por su situación. Esto lo supe ya hace varios años después
que en una ocasión debí llevarla en mi carro hasta el pueblo vecino en unos
parajes exóticos de este municipio. Aún recuerdo el olor a pino en esos meses
de abril o mayo. Si que no recuerdo muy bien la fecha pero que despertó en mi ego, cierta incertidumbre de
macho cabrío, que aun tengo presente. Sus conversaciones eran ráfagas de aire
envenenado que penetraban mis venas. Estaban sueltas por encontrarse sola en
aquellos recónditos lugares donde la satisfacción podría haber sido latente,
real. Su respiración agitada perturbada, perturbaba igual mi aliento de ser
humano en una situación de soledad, y realidad increíble. El desamparo se hizo
presente. Su figura de mujer pequeña, me delataba una necesidad latente, junto
a una descarga descomunal de feromona galopante, y junto a este irreconciliable
ataque debí detener el carro, me baje un instante, respiré profundo, para
oxigenar mis sesos que a estas alturas estaban totalmente torcidos. Cavilé por un rato tratando de
tomar una decisión acertada. Vi desde lo alto del cerro, El antílope; el valle
que estaba frente a mí y admiré la belleza de este pueblo. El pito del carro me
sacó de cavilaciones voltee a ver y la
señora me observaba y me hizo una seña que entrara en el carro y nos fuéramos.
Resuelto a continuar el viaje procuré aligerar la marcha para no llegar tarde a
nuestro destino y con aquel asalto a la moral disuadido sin rencores y manos
libres no guardo por esto alguna culpa. 8:40am, veo venir hacia mí un sujeto de los que ya conozco, se me acerca lo
más que puede hasta colocar sus labios en mis orejas, y me susurra algo;
_____compita ¿como le va?_____ Pensé que
este también me seguiría ignorando, me digo hacia adentro, lo trago con fuerza,
como si fuera una cucaracha. ¿Todavía trabaja allá en Robert Canion inc.? ___
Me dice otra ves ___, ____No, ya no, le digo con voz suave___ a falta de algo que decir,
pregunte ___ ¿y usted que hace amigo?____, ____ Yo estoy desde hace algún
tiempo en otra empresa, dice, muy emotivo.
Bajo la mirada hacia un masetero con flores secas que están a mi
alcance, para disimular un poco mi desaliento; vaya si que esta mierda de
hablar de trabajo, como si no hubiera otra cosa que hacer y justo cuando uno da
muestras de desesperación por querer resolver los problemas más íntimos. Ahora
mismo es de lo que menos quiero hablar,
peor de recordar ese pasado de desgaste y derroche. 8:45 am salgo del
espacio donde estoy y me decido a llamarla por el teléfono móvil. Le diré que
estoy aquí, pues no me ve. Según me
dijeron se divorció de su esposo por que éste la encontró gozando de placeres
extremos con su director. Ahora que la veo me pregunto como llegó al puesto en
que está, y aunque no deba importarme, me late que fue él quien la colocó aquí
con sus influencias. Mi amiga metió
preso al marido, pues éste le propino
semejante paliza que la dejo por muerta. La sentencia, tres años en prisión por
violencia de género. Vaya chiste. ¿Qué
te parece? Que tal si hubiera sido yo, el responsable de semejante desastre.
8:55 am. La señora que entró con sus nietas fue subdirectora del colegio de
señoritas. Ella tampoco me recuerda y tampoco me ve. Ya se le olvidó que fui el
promotor del proyecto para construir el edificio de dicho colegio y donde al
final, pudo obtener una muy buena jubilación. ¡Que irónico!; ¡no me conoce! Y
por esas cosas de la vida su nieta fue mi alumna en el Carmen María. No lo sé.
¿Será que estoy muerto?; ¿Cómo es posible esto? ¡Nadie me ve! Me pregunto, si
al cruzar la calle hace un rato frente al banco mercantil, no me atropelló un
carro. No. No puede ser, pues la mucha que entró hace un rato, preguntando por
la oficina de inscripciones me vio. El sujeto ese, que casi me muerde la oreja
derecha, hablándome de trabajo, también me habló ¿Qué está pasando? No. Pero
realmente no estoy muerto, además, según dicen los que han vuelto de la muerte,
que allá, no hay dolor, ni angustia, ni preocupaciones. Y yo sigo preocupado,
y el dolor en la nuca no desaparece. Esta
realidad es tan fresca como las solicitudes que hice al divino en solo mañana
al levantarme. Me decido. Llamaré a la procuradora y le diré que estoy aquí.
Suena el timbre al otro lado y siento cosquillas en la barriga; ____Hola
procuradora, soy Daniel___, ___Hola Daniel, ¿como está?____ Su voz chillona y
plata se me parece a la de mi sobrina; quiero explotar de la angustia
cuando agrega lo que quería oír ____
Cuando guste pase por aquí y yo con gusto lo recibo y traiga su hoja de vida.
____Si, bien, estoy aquí mismo, no la quise interrumpir. La veo muy
ocupada____, ____Pase entonces, Daniel, con confianza____ bien voy para
allá____ .Al asomar por la puerta de la oficina de las inscripciones todas las
personas que han escuchado la conversación que acaba de tener con migo, están
listos viendo hacia afuera para saber quien es Daniel. Un puño de ojos curiosos
se clava en los míos. Siento algo de culpa por no haber hecho las cosas de otro
modo. Satisfechos los curiosos, han puesto sus mentes en sus asuntos. Le
entrego los papeles a la procuradora y luego de un saludo cortes, me retiro,
por el lugar donde entré con la promesa de que me llamará, que no me preocupe.
Realmente sí ha percibido en mi esa tristeza que nos deja la incertidumbre de
poder realizar nuestros sueños mas anhelados, frustrados por un sistema hijo de
puta, que solo favorece a sus allegados, vernáculos. Ella si que sabe
distinguir un estómago frustrado por el imperio del caos. Éste no permite
oportunidades para los débiles. Ella que vivió un mundo de soledad ínfima, que
tubo, a falta de un proveedor de testosterona legalmente expuesto, romper las
barreras de la ley de un papel, sinuoso lazo que la ataba a nada, y decidió
gozar de lo lindo y lo extremo con su director; batió por fin las barreras de
esta sociedad podrida y desgastada y encontrar un lugar de dignidades. Bueno, ahora que te he expuesto todo esto de
la realidad, haber si recibo unas luces de prudencia por estar tan concentrado en lo que
podría ser la claridad de la consciencia para no creer que todo esto me está
volviendo loco. Quien sino vos, que sos mi confidente, y pararme aquí frente a
mi propia realidad y expresarte , sacando el corazón de milagros latentes,
viéndome rodar como mi propia casa, montaña abajo, huyendo de lo insólito y
vulgar. Debo expresarte que no intento llevar una vida de opulencia. Solo deseo
tener una vida digna, como todo ser humano. Creo que ya es hora de salir de
este baño, porque huele a caca recién restregada, y realmente debo seguir
buscando que hacer, hasta que lo encuentre; al fin y al cabo, ya reza el viejo
dicho; el que busca, encuentra.
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